Nací en Bagdad. Desde muy joven me interesó el mundo de la expresión plástica. Pese a las circunstancias adversas y dificultades materiales, nunca he dejado de pintar y formarme en nuevas técnicas. Para mí es tan básico como respirar. Mi pasión por el arte ha sido mi guía en momentos difíciles, brindándome un sentido de propósito y una vía para comunicar mis emociones más profundas.

Cada pincelada es como un susurro del alma, capturando momentos y expresiones que traspasan barreras culturales y lingüísticas. A través de mi arte, he encontrado una forma de conectarme con los demás y con el mundo que me rodea, trascendiendo las limitaciones impuestas por la realidad tangible. En cada lienzo, busco plasmar la belleza que percibo en la vida cotidiana, así como las complejidades y contrastes del ser humano, creando un diálogo visual que invita a la reflexión y la contemplación. Mis creaciones son tanto un reflejo de mi interior como un puente hacia la comprensión mutua, en un esfuerzo por fomentar la empatía y la apreciación de la diversidad.

A pesar de las vicisitudes, el arte persiste como mi ancla, un recordatorio constante de que la creatividad trasciende cualquier frontera, y que a través de ella puedo dejar una huella perdurable en el mundo.